En mi artículo anterior, empezamos a hablar de la ansiedad por comer. Un problema muy extendido hoy en el mundo occidental. Nos centramos en qué es esto de la ansiedad por comer y de dónde viene.  Hoy seguimos hablando del tema, pero nos centramos en las consecuencias que tiene sufrir ansiedad por comer.

Las consecuencias más evidentes de esta ansiedad son a nivel físico. Si estás comiendo de manera compulsiva productos poco sanos, simplemente no te estás alimentando de manera correcta y esto, amig@, tiene muchas consecuencias.

Tu salud

Los productos ultraprocesados son una combinación nefasta de azúcar, harinas refinadas, grasas de mala calidad y sal. Están directamente relacionados con las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la hipertensión… Incluso con algunos tipos de cáncer. Comiendo mal estás comprando muchas papeletas para todas estas enfermedades crónicas que disminuyen mucho tu calidad de vida. También estás incrementando el riesgo de sufrir cáncer. ¿Puede ser que no te pase y que llegues bien a los 90 años, como tu abuela, que comía cada día magdalenas? Naturalmente que sí, puede que pase, pero el riesgo es muy alto.

La OMS considera la mala alimentación, junto  el tabaquismo, el uso nocivo del alcohol y la falta de actividad física como los principales factores de riesgo de las enfermedades crónicas no transmisibles, que acaparan el 63% de las muertes cada año.

Tu bienestar

Otro de los problemas de no llevar una alimentación adecuada es el efecto que esto tiene sobre tu bienestar. Y mucha gente no se da cuanta, seguramente porqué no ha experimentado nunca cómo se vive comiendo bien, pero si nutres tu cuerpo de manera óptima, tu nivel de energía es mucho mayor, tus digestiones ligeras y tu capacidad de concentración y atención mejoran. Incluso mejora tu humor y no sólo porqué a nivel emocional te has liberado del peso de la culpa, sino por el efecto que tienen los alimentos de verdad y en la proporción adecuada en tu cerebro.

Ya no te despiertas cansado, ni vas arrastrándote todo el día. Ya no te duele la barriga después de comer. Ya no tienes un bajón al mediodía, ni sientes hambre durante todo el día.  Rindes más en el trabajo y el tiempo te da para mucho más. Ya no tienes que aguantarte las ganas de pegarle un grito a tu jefe, a tus hijos, ni al que se salta el semáforo en ámbar.

Tu peso

Aunque no le pasa a todo el mundo, muchas de las personas que sufren ansiedad por comer tienen problemas para alcanzar o mantenerse en su peso sano. Es una de las consecuencias de tomar alimentos ultraprocesados, están directamente relacionados con el sobrepeso y la obesidad. Y si eres de los pocos que comes mal pero puedes mantenerte en tu peso, seguramente tu composición corporal no será la adecuada. Tendrás demasiada grasa y los mismos riesgos que mencionábamos antes.

 

Ya ves que las consecuencias a nivel físico de la ansiedad por comer son realmente importantes, pero peor aún (y más difíciles de cuantificar) son las consecuencias a nivel emocional. Sentir que no tienes control sobre la comida, genera un estrés  muy importante, un sentimiento de culpa muy acentuado, reduce tu autoconfianza y tu autoestima y interfiere en tus relaciones personales.

Sabes que alimentarte de manera saludable es lo mejor que puedes hacer por ti, pero no lo consigues. Lo que comes o dejas de comer te da vueltas todo el día en la cabeza. No puedes dejar de pensar en ello. Y con esta sensación de culpa constante que te persigue y que te hace sentir fatal por hacer algo que sabes que no es bueno para ti. Es un peso muy, muy grande sobre tus espaldas. Constatar cada día que hay un ámbito en tu vida sobre el que no tienes control, no creerte capaz de poder ponerle solución. No crees en ti, no te gustas y eso te afecta en tus relaciones: con tu pareja, con tus hijos, en el trabajo. Todo esta tensión y culpabilidad te hacen estar de malhumor y no tener ganar de nada: de salir con tus amigos, de ir a la playa, al teatro… Además sabes que todas estas actividades sociales van acompañadas de comida y esto te hace sentir todavía peor.

En el próximo artículo te hablaré de cómo puedes ponerte manos a la obra para solucionar este problema. No es fácil, pero tampoco imposible.

¿Qué es lo peor para ti de sufrir ansiedad por comer?