Me maravilla ver la transformación de las mujeres fantásticas a las que ayudo. Y con Blanca fue y está siendo muy especial. Es una mujer fuerte, generosa y valiente. Todo corazón. Hoy quiero compartir con vosotr@s su historia. Es una historia increíble de valentía y un ejemplo de cómo coger las riendas y cambiar tu vida. Os dejo con su historia. Ella misma nos la cuenta.

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¡Hola Blanca!

Muchas gracias por querer contar tu experiencia y tu camino de transformación. Creo que eres un gran ejemplo de valentía, trabajo y decisión.

Gracias a ti por darme la oportunidad de contar mi historia. Me ayuda pensar que todo lo que he vivido pueda servir a otras mujeres que lo están pasando mal y que necesitan un cambio importante en sus vidas.

 

¿Me puedes contar un poco tu situación antes de empezar a trabajar conmigo?

Padecí bulimia nerviosa durante 15 años, esos años fueron atracones constantes de comida, purgas, ejercicio físico extenuante para compensar, también fases de no comer prácticamente nada, y otras fases de descontrolar con la comida y no compensar. Tal era la situación que oscilé entre 39,5 y 79 kilos. Pero lo más grave era que toda mi vida estaba descontrolada, todo giraba alrededor de la comida. Afectaba a mis estudios y a mis relaciones personales de tal forma que prácticamente me robaba todo lo importante.

Psiquiatra, psicóloga, pastillas: me ayudaron, sí, dejé de darme atracones y las conductas compensatorias, pero necesitaba una fuerza de voluntad y un control enormes, vivía constantemente con miedo. Con miedo a comer y engordar, miedo a comer y volver a descontrolarme, miedo a tener demasiado miedo y dejar de comer… me exigía unas energías enormes estar pensando constantemente en comida.

 

¿Cuál fue el click que te hizo tomar acción y pedir ayuda?

Llegué al reto un poco por casualidad y otro poco porque al final yo sabía que aunque estuviera dada de alta de mi enfermedad, tenía una relación bastante mala con la comida.

Me resultó fácil dejar el azúcar y las harinas refinadas, pero me di cuenta de que no me atrevía a comerme un yogur griego. Me daba pánico. Sin exagerar. Sentía que iba a engordar muchísimo si empezaba a incorporar alimentos con grasa (cosa que, por supuesto, no ha pasado)

Ese fue el click que me hizo pensar que no iba a poder estar siempre así, siempre pensando en comida, siempre controlando. Y además, es que no quería estar así. Sobre todo eso, no quería: quería disfrutar de las comidas familiares y con amigos (he llegado a evitar esas situaciones por miedo en más de una ocasión).

Y entonces me recomendaste el programa “Reprograma tu mente y tus hábitos para perder peso” y creo que nunca te lo agradeceré lo suficiente.

 

¿Me puedes contar tu experiencia en el programa Reprograma tu mente y tus hábitos para perder peso?

Empezar el programa fue ir olvidándome paulatinamente de la comida. Yo me sabía la teoría y con eso debería ser suficiente para que planificar las comidas y comer no sea algo que te robe la energía vital. Pero no estaba en ese punto. A ese punto llegué con el programa.

Al ir avanzando con los ejercicios y contenidos del programa fui aprendiendo a poner el foco en mis emociones y, principalmente, aprender a sentirlas, a no juzgarme por ellas, a ser amable conmigo, al menos tanto como lo soy con otras personas. Empecé a verme de otra forma, más completa, más real, empecé a ser mi amiga y a darme buenos consejos. Y aunque parezca una tontería, me siento menos sola. Porque antes necesitaba de los demás para cosas en las que ahora yo misma me acompaño.

 

¿Me puedes contar tu experiencia en el Club Cuídate?

El Club es un rincón muy especial. Un lugar en el que he encontrado a mujeres increíbles con las que compartir muchas cosas. Momentos alegres, situaciones que se nos complican. En una sociedad que nos empuja a competir entre nosotras, tener un espacio en que podemos apoyarnos unas a otras y hacer equipo me hace sentir parte de algo muy importante.

Otra cosa importantísima del Club es que no sólo es un lugar en el que coincidir y compartir experiencias, son las herramientas tan potentes (y sencillas al mismo tiempo) que nos proporcionas y la libertad para ir fijando nuestros propios objetivos. Al final cada una estamos en un punto determinado y necesitamos trabajar cosas diferentes, pero lo hacemos juntas y con herramientas y orientación para poder avanzar.

 

¿Qué has aprendido en todo este proceso?

Que vivía desconectada de mi misma, y eso era lo que hacía que tuviera tantos problemas con la comida y seguramente también en otros ámbitos. Sospecho que eso nos pasa a la mayoría de las personas, vivimos en un mundo que no ayuda nada en ese sentido.

 

¿Qué has conseguido?

Lo que jamás habría imaginado: dejar de pensar a todas horas en comida y disfrutar comiendo. Y, sobre todo, tomar consciencia de mi misma, que es algo que me está ayudando muchísimo en otros aspectos de mi vida.

 

¿Cómo es tu vida ahora?

Infinitamente mejor. Para mi la comida era una cárcel y ahora me siento libre.

 

¿Cuáles son tus dificultades actualmente?

El ejercicio físico, me cuesta mucho integrarlo en el día a día. Antes me mataba a entrenar porque mi objetivo era compensar malos hábitos alimenticios y no engordar.

Ahora que como sano y mi peso no me preocupa, me doy cuenta de que no hacía ejercicio porque me gustara. Mi reto actual está siendo integrarlo como un hábito que me guste y me haga sentir bien, porque ya he aprendido que sólo así va a ser algo que perdure.

 

¿De qué te sientes orgullosa?

De haberme atrevido a intentarlo. No es nada fácil vencer la resistencia, el miedo a fracasar “una vez más”. También de estar intentando ayudar a otras personas en este camino.

 

¿Qué le dirías a alguien que quiere transformar sus hábitos y su vida y liberarse de su ansiedad por comer?

Que no tire la toalla, que sé bien lo agotador que es pasarse la vida luchando y fracasar mil veces. Sentir que tu vida va a ser siempre así, que no tienes control sobre nada.

Les diría que desconfíen de métodos milagrosos, de sistemas que te obligan a contar calorías, que no podemos comer con una calculadora en la mano. Que se olviden de cualquier método que les haga renunciar,: si comer saludable supone sentir que renuncias a algo no lo vas a sostener en el tiempo, va a ser la puerta del próximo fracaso.

Les diría que se vengan al Club, que prueben, que lo intenten. Que sé que a veces ya no quedan ganas de probar más cosas porque da miedo volver a fracasar otra vez, que tenemos un saboteador que nos intenta proteger de ese fracaso y nos mantiene atadas a una zona de confort que está muy lejos de ser confortable.

Les diría: estoy deseando conocerte y que avancemos juntas. Si has llegado a esta publicación seguramente es porque sabes que necesitas ayuda, porque quieres que tu vida cambie. Sólo te falta un paso más para que eso empiece a ser real.

 

¿Quieres contarme algo más o alguna anécdota de tu proceso?

Anécdotas muchas, porque llevo ya casi 4 años en este camino, pero quizás lo que más se me ha grabado en la mente ha sido el tema navidades.

Cuando acaban las navidades se nos inundan las redes sociales de mensajes “graciosos” sobre el peso que hemos ganado, recomendaciones para atrasar la báscula un mes, etc. Y veo muchísima gente planificando ponerse a régimen a partir de Reyes y hablando de lo que han engordado y soy consciente de que mi vida antes también era así. Pues bien, llevo 2 años en que no es sólo que no gane peso, es que no siento la necesidad de pesarme pasadas las fiestas.

Los días festivos como lo que me apetece sin sentimiento de culpa, el resto del tiempo como saludable, no tengo sensación de renunciar a nada (porque no lo hago) y el final de las fiestas ya no me supone un trauma como me pasaba antes.